En
general, las causas o factores que provocan el acoso en los centros educativos suelen ser personales, familiares y escolares. En lo personal, el
acosador se ve superior, bien porque cuenta con el apoyo de otros atacantes, o
porque el acosado es alguien con muy poca capacidad de responder a las
agresiones. En la mayoría de las ocasiones, el acosador quiere es ver que el
acosado lo está pasando mal.
Causas familiares del acoso escolar
El bullying puede
darse en cualquier tipo de colegio, público o privado, pero según algunos expertos, cuanto más grande es
el centro escolar más riesgo existe de que haya acoso escolar. A esta
característica, hay que añadir la falta de control físico y de vigilancia en
los centros educativos. Sería recomendable que en los pasillos hubiera siempre
alguien, profesores o cuidadores, para atender e inspeccionar a los alumnos.
Aparte
de eso, el tratamiento que se da a los alumnos es muy importante. La falta de respeto, la
humillación, las amenazas o la exclusión entre el personal docente y los
alumnos llevan a un clima de violencia y a situaciones de agresión. El colegio
no debe limitarse sólo a enseñar, pero debe funcionar como generador de
comportamientos sociales.
En
el terreno familiar, el origen de la violencia en
los chavales puede residir en la ausencia de un padre o en la presencia de un
padre violento. Esa situación puede generar un comportamiento agresivo en los
niños y llevarles a la violencia cuando sean adolescentes. Además de eso, las
tensiones matrimoniales, la situación socioeconómica o la mala organización en
el hogar, también pueden contribuir a que los niños tengan una conducta agresiva.
En
resumen, las causas del bullying pueden residir en los modelos educativos que son un
referente para los niños, en la ausencia de valores, de
límites y de reglas de convivencia; en recibir castigos a
través de la violencia o la intimidación y en aprender a resolver los problemas
y las dificultades con la violencia. Cuando un niño está expuesto
constantemente a esas situaciones, acaba por registrar automáticamente todo en
su memoria, pasando a exteriorizarlo cuando lo vea oportuno. Para el niño que
practica el bullying, la violencia es sólo un instrumento de
intimidación. Para él, su actuación es correcta y, por lo tanto, no se
autocondena, lo que no quiere decir que no sufra por ello.
Bibliografía: Bullying: un miedo de muerte, Henar L. Senovilla, Psicóloga y periodista.
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